La relación entre niños y animales: su impacto en la

infancia e importancia para la transformación social.

Si usted ha tenido la oportunidad de observar la interacción entre un niño pequeño y un animal, se habrá dado cuenta de la multiplicidad de emociones que suelen emerger en ambos durante el encuentro. Podemos observar tanto en uno como en el otro, signos de alegría, entusiasmo, felicidad y la capacidad para disfrutar de la mutua compañía; “simbiosis” es el término utilizado para describir este tipo de conexión interespecie. Cuántos de nosotros no guardamos bellos recuerdos de nuestra infancia jugando con nuestra mascota, o tal vez durante algún paseo donde pudimos interactuar con animales silvestres, o habrá otros en que los recuerdos más significativos de su relación con otras especies animales tuvieron lugar en algún sitio especial, por ejemplo en mi caso, fue en el rancho de mis abuelos donde por primera vez pude ver en sus ojos su capacidad para sentir y ser felices. Es así como a través de los animales, recibimos desde la tierna infancia nuestras primeras lecciones de empatía.

Diversos estudios han revelado las bondades que se obtienen de fomentar la interacción entre niños y animales. A menor edad mejor afinidad, así lo afirman las investigaciones. Los niños desarrollan empatía, compasión, practican la socialización y entablan sus primeras relaciones a través de los animales. Estos aprendizajes posteriormente serán aplicados en su vida social con humanos, de ahí su relevancia para la vida en comunidad.

En relación con lo anterior, la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, nos explica los grandes beneficios que resultan de que nuestros hijos convivan con mascotas, entre algunos de ellos podemos mencionar que los niños desarrollan mejores sistemas inmunológicos, mejoran su autoconfianza, se fomentan sentimientos positivos hacia los animales y hacia sí mismos, desarrollan su comunicación verbal y no verbal, expresan amor y aprenden a respetar a otros seres. También se incrementa un sentimiento de confort al establecer contacto físico, lo que en ocasiones puede resultar en un mayor beneficio, sobre todo tratándose de niños que padecen afectaciones de tipo neurológico, psicológico, psicomotriz, etc. según lo que terapeutas expertos indican, se obtienen resultados asombrosos en su proceso de rehabilitación.

De igual forma, los animales proveen a los niños importantes lecciones de vida. A través de ellos aprenden acerca de la reproducción, el nacimiento, las enfermedades, los accidentes, la muerte y el duelo, además de fortalecer su curiosidad natural y en ocasiones también actuar como amigos y confidentes, pues es muy común que los niños hablen con sus animales de compañía. En niños más grandes se fomenta el importante sentido de la responsabilidad cuando apoyan en las tareas del cuidado de su mascota.

Sin duda el ejemplo de los padres también juega un papel importantísimo para el desarrollo de capacidades afectivas, pues los niños aprenden básicamente por imitación. Cuando educamos a los más pequeños para respetar, valorar y tomar de la naturaleza justo lo que necesitamos, emprendemos acciones que han de dar paso a una coexistencia en armonía y esa paz tan necesaria en el mundo actual, para ello, la Escuela también deberá ponderar sus objetivos. Muchas veces acariciar un perro, observar un ave, son acciones cargadas de un significado mucho más potente que diez mil lecciones sobre la teoría de Darwin, sobre todo en el caso de los niños. En palabras de María Montessori: “El niño que ha sentido un amor intenso por su entorno y por todas las criaturas, que ha descubierto la alegría y el entusiasmo en el trabajo, nos da razones para albergar la esperanza de que la humanidad se puede desarrollar en una nueva dirección”.

Espero el tema de esta semana haya sido de su agrado y cualquier comentario o sugerencia con gusto los recibo en el correo: rincón.educat@gmail.com

Gracias y ¡hasta la próxima!