La Catrina como símbolo popular de la muerte, fue bautizada como tal por Diego Rivera, y aunque en su obras encontramos representaciones de esta dama blanca, elegante y delgada, no fue el primero en incluirla en su obra, ya que José Guadalupe Posada fue el precursor de esta representación.

La historia de La Catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos, se empezaron a popularizar textos escritos por la clase media que criticaban tanto la situación del país, como de las clases privilegiadas.

Los escritos, redactados de manera burlona y acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos se empezaron a reproducir en los periódicos llamados de combate.
Sus críticas sociales que evidenciaban situaciones de desigualdad e injusticia en el país y en la sociedad porfiriana, lo hicieron famoso, además dentro del arte popular por sus dibujos de “calacas”; las calacas o calaveras ilustraban corridos, historias de crímenes, a políticos, damas, toreros, etc.

La influencia de la obra de José Guadalupe Posada le llegó posteriormente a Rivera, quien re-adaptó el concepto, la bautizó como Catrina y le añadió nuevos atributos, ropa, porte y elegancia.