Difícilmente escucharemos que un estado, -entendiéndose como país, como organización política y gubernamental-, decir que la obtención de riqueza a través de las personas es una de sus actividades, ningún político lo utilizaría como parte de su campaña política en la carrera por una gobernatura, alcaldía o diputación. No es muy común que nos sorprendan con propósitos reales, y que estos sean mejores de lo que parecen. Originalmente apreciable lector, no nos  dirigiríamos en esta ocasión a hablar de política, pero resulta siempre inevitable.
Si bien es cierto, el derecho fiscal nos explica como la Actividad Financiera del estado, es precisamente, la fuente con la que el estado obtiene tanto recursos como beneficios que lo ayudan a sufragar los gastos públicos, pero hasta ahí, ¿Cuándo pasa entonces al beneficio social?

Debería estar ya implícito, sin embargo, la función de la política interviene siempre con todas las demás ciencias con las que la humanidad se conduce y organiza. Ahora, hemos escuchado antes, que México, tiene tres poderes,  Ejecutivo, Legislativo, y judicial, el primero lo ubicamos a través de la figura del presidente de México, Enrique Peña Nieto, el segundo, lo ubicamos en el congreso, diputados, senadores, encargados de la creación de nuestra ley.

Y por último el poder Judicial, encargado de los juzgados y la impartición de justicia. Sin embargo, la verdad es que solo existe un poder, el supremo poder de la federación, y es esto, la federación, el ente que no nos comprende, el ente cuya operación, cuyos actos no parecen valerse de muchas ciencias para favorecernos, pero no significa que sea ineficiente, al contrario, la concentración de su potencial no es hacia conocer a la sociedad, sus intereses, sus capacidades, sus tendencias, la diferencia entre regiones, y como cada estado es tan distinto e innegablemente autentico, con características distintas, iguales en derecho, pero no en economía, ni necesidades. No hablaremos de la unificación de leyes, o códigos.

La idea es tomar un tema que ya habíamos tocado antes, pero cada vez se vuelve más amplio y complejo. “Los operativos del SAT, el servicio de administración tributaria.”
Como recordarán uno de los principales lugares en donde ha sucedido, es en la vecina ciudad de Tijuana, donde acompañado el SAT por AGACE, realizaron “decomisos”,” levantamientos” o como manifestaban los medios, llevaron a cabo un operativo para supuestamente verificar la legal estancia de vehículos con placas americanas en el país.

Muchas cosas se han dicho al respecto, pero lo más lamentable, es la misma expresión del sector de la sociedad, parte de la ciudadanía que ignorante de sus propios derechos, celebraba en redes sociales el “decomiso”, sin una pizca de sensibilidad por quienes perdieron su patrimonio. Y si, si bien es cierto, pudieron haber adquirido cualquier cosa, menos un auto americano, argumentar esto sería una falacia.

El punto que nos aqueja, es el acto que a nivel federal el SAT realiza, porque la federación toma el patrimonio de la ciudadanía sin consideración alguna, tomando los principios de la lógica, usando como premisa mayor una  ley y como premisa menor un acto realizado por una persona, concluyendo en la noticia que ya conocemos. Y así, faltando a la herencia teórica y doctrinaria de la filosofía, alejándose de los principios de dignidad humana, y si, usando a conveniencia los preceptos constitucionales.

Y Por si fuera poco, este acto, de lado de soldados el lado castrense, que lo mejor que puede hacernos creer que hace es activar el plan D-N-III. ¿Qué pasa con los autos que la gente pierde por estos “…operativo para supuestamente verificar la legal estancia de vehículos con placas americanas en el país…”?
Lo más fácil sería decir que se lleva a cabo una subasta, pero en realidad no se puede decir que es una subasta pública, y la queja social resulta cierta, las personas que suelen perder sus vehículos no los recuperan, porque cuando se llevan  a cabo las subastas, no son realmente publicitadas, y el acceso a este no es público, entonces quienes ya están posicionadas en este toman ventaja, apropiándose a precios descabellados, vehículos cuyo procedencia, se hace entender pudo ser ilícita, pero no importan en realidad esos últimos puntos, porque es todo producto del árbol envenenado, envenenadas irán también sus manzanas, nos enseñó la alegoría.

Lo que nos incumbe es más grande, el estado toma parte del patrimonio de las personas para sus fines sin consideración alguna, se muestra sin mucho tacto.

Entonces, cuando se habla de fiscalización la humanización del derecho no existe.