En los primeros dos años de su mandato, la administración de Enrique Peña Nieto invirtió 718 mil 706 millones de pesos en “Programas para la Superación de la Pobreza”, lo que representa la mitad de lo que gastó el gobierno de Felipe Calderón durante su sexenio en este rubro y, a pesar de eso, el número de pobres se incrementó en dos millones entre 2012 y 2014.
De acuerdo con los datos del Anexo Técnico del Tercer Informe de Gobierno, que publicó hoy la Oficina de la Presidencia, en 2014 cerca de 42.5% de los mexicanos se encontraba en una situación de inseguridad alimentaria.
Y de los datos mencionados se deduce que en los primeros dos años de gobierno de Peña Nieto la política social no logró mejorar varias de las carencias sociales de la población pobre: así, en 2014 el porcentaje de la población en condición de pobreza multidimensional y con carencia de acceso a la alimentación se mantuvo en 17.1%, igual que en 2012.
Lo mismo ocurrió con la población en situación de pobreza multidimensional con rezago educativo: se mantuvo en 12.9%; mientras que la falta de acceso a viviendas de calidad permaneció en 21.2%, y la carencia de acceso a la seguridad social se redujo en apenas 0.1%.
Lo anterior, a pesar de que la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que acaba de remover Rosario Robles, incrementó desde 2013 el padrón de beneficiarios de los programas sociales –como Prospera—, y la inversión en el Programa de Abasto Social de Leche, de Abasto Rural o en el programa de Pensiones para Adultos Mayores.
Según las cifras oficiales, 42.4% de los indígenas recibe un ingreso insuficiente para conseguir los bienes mínimos para sobrevivir; uno de cada tres en el país no accede a la alimentación como debería, y seis de cada diez no tenía acceso a los servicios básicos en su vivienda.
En cuanto a los jóvenes, en 2014 el 53% de ellos recibía un ingreso inferior a la línea de bienestar –3% más que en 2012–, mientras uno de cada tres informaba haber sido víctima de algún delito y uno de cada cinco carecía de acceso a los servicios de salud.
En términos de ingreso, las cifras son alarmantes: si bien en 2007 más de 5 millones de mexicanos ingresaban más de cinco salarios mínimos, esta cifra se derrumbó a 3 millones ocho años después.
En cambio, el número de trabajadores que recibieron un salario mínimo se incrementó –de 5 millones 450 mil a 6 millones 888 mil personas— y la cifra de personas con un ingreso de entre uno y dos salarios mínimos se disparó de tres millones hasta alcanzar los 12 millones 801 en 2015.
Finalmente, entre 2007 y 2015 la población ocupada aumentó en tres millones de personas.
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