Durante un lapso de 9 meses, la hermosa princesita Melissa Jackeline Inzunza Acosta luchó contra la leucemia, la cual le fue detectada a la edad de 2 años; a pesar de que debía acudir constantemente al hospital y recibir quimioterapias, ella jamás se quejó de absolutamente nada, ni dio muestras de dolor, sino todo lo contrario, siempre fue muy fuerte y constantemente repetía que era una princesa y su mamá aparte de reina era una “Súper Mamá” y su mejor amiga. A su hermanito de 7 años, Ángel Darío, lo llamaba príncipe y de su papá decía que era un caballero.

El pasado 18 de febrero, esta guerrera partió a lado de Dios, convirtiéndose en un angelito que desde donde se encuentra cuidará de sus seres queridos, y a pesar de que su ausencia dejará un gran vacío, ella siempre será recordada con mucho amor, ya que durante sus 3 años de vida se caracterizó por ser una niña cariñosa, atenta, amable y sociable, lo cual generó que personal del Instituto Mexicano del Seguro Social que la atendió durante su enfermedad en Tijuana, le tomaran cariño, pero sin duda alguien que luchó junto a ella fue el Doctor Óscar Omar Esquer.

Esta admirable niña siempre llegaba al hospital con una sonrisa para sus compañeritos de terapia, y su corta edad no fue impedimento para que diera aliento a los demás niños, e incluso a adolescentes. Melissa Jackeline es un gran ejemplo de vida,  ya que ella nunca manifestó haberse sentido mal, a pesar de que aún era una bebé, mostró madurez para afrontar su enfermedad, inclusive más que un adulto. Pero quienes también son un ejemplo a seguir como padres, es Anaí Acosta y Orlando Inzunza, ya que jamás dejaron sola a la pequeña, y buscaron fortaleza para poder acompañarla en esta difícil etapa de su vida.

Cuando regresaban a casa después de concluir con la quimioterapia, Melissa regresaba con el deseo de jugar con su hermanito y no se doblaba para nada, su estado de ánimo continuaba alegre. En ocasiones quien regresaba con mayor cansancio y estrés era su mamá, al ver que el tratamiento era muy doloroso para una niña tan chiquita, pero Melissa le daba una palmadita en el hombro y le decía -No te preocupes mami, no pasa nada porque yo estoy bien-”.

Quien descubrió que Melissa estaba enfermita fue su mamá, ya que comenzó a notarle moretes en el cuerpo y la veía muy pálida, fue por ello que entró a Internet para investigar sobre dichos síntomas, y al ver que se trataba de leucemia rápidamente la l l e v ó con un médico para comprobar si esto era real, y una serie de estudios arrojaron que traía una muy fuerte anemia que ya llegaba al grado de leucemia.

Cabe destacar que antes de corroborar el diagnóstico, Melissa siempre se alimentaba sanamente, pero llegó un momento en el cual pasaba mucho rato dormida y rechazaba la comida. La enfermedad de Melissa cambió por completo la vida de su familia, es así que su mamá dejó de trabajar para dedicarse completamente a ella, puesto que requería de especiales cuidados, además de que pasaba días enteros acompañándola en el hospital.

Cuando la leucemia le fue diagnosticada a la princesa, ella miró unas hojas en donde aparecían dibujos de las células del cuerpo y preguntó -Mami, ¿Qué es eso?-, Anaí le contestó que traía gusanitos dentro de su cuerpo y para poder matarlos debía ir constantemente al hospital, ella respondió -Está bien mami-.

Cuando los médicos o enfermeras inyectaban a Melissa, siempre decia -Soy una súper bebé-… “En el hospital era una niña muy querida, pasaban los doctores y decían -Ahí está mi mejor paciente-”, comentó la madre de la menor. El jueves 4 de febrero, Melissa tuvo que ser hospitalizado, pero ese día lloró y gritó porque no quería ir al hospital, algo que nunca había sucedido, pero afortunadamente pasó el peligro y fue dada de alta.

El lunes 15 de febrero, la “Súper bebé” comenzó con fiebre, y rápidamente Anaí Acosta la bañó y le dio medicamento; esto ayudó para que mejorara y la llevaron con su doctor a Tijuana, pero al llegar allá, su temperatura ya estaba estable. Al siguiente día tuvo consulta con el oncólogo Óscar Omar Esquer y se encontraba perfectamente. Después Melissa se enfermó del estómago, y su mamá rápidamente se comunicó con su doctor y le indicó qué medicamento darle a la niña, pero ella dijo que ya no quería más medicina…Al ver que no mejoraba, Anaí decidió llevarla nuevamente al médico pero la pequeña comentó que no quería ir al hospital. Su mamá estaba cambiándose de ropa para dirigirse al IMSS, cuando Melissa comenzó a convulsionarse e indicaba que le dolía mucho el estómago, inmediatamente su mamá le brindó primeros auxilios y marcó a paramédicos para que fuera trasladada en ambulancia. En el momento que Anaí le brindaba ayuda, Melissa le dijo -Mami ya suéltame, así déjame-.

La princesa fue estabilizada, pero nuevamente se convulsionó en 4 ocasiones y fue trasladada de urgencia a Tijuana porque necesitaba transfusión de plaquetas, una vez llegando a la clínica volvió a convulsionarse y continuaba quejándose de dolor en el estómago, pero ya no podían darle más dosis de medicamento…Su mamá le dijo -Se fuerte-, pero ella respondió “No mami, ya sácame de aquí”. Tras otra convulsión, los médicos le dieron choques en el corazón, pero la menor ya no resistió, su mamá comenta que durante 9 meses recibió un buen tratamiento y los médicos hicieron todo lo posible, pero el avance que se logró en este tiempo, se arruinó en un sólo día.

“Nunca los dejen solos, es un tratamiento muy delicado y hay que seguir las indicaciones al pie de la letra”, es el consejo que Anaí Acosta le brinda a todas las mamás que están pasando por una situación similar, y a pesar de que es un poco cansado tantas vueltas al hospital, el anhelo de ver sana a Melisaa, fue lo que le dio fuerza a la familia Inzunza Acosta. Una anécdota que no olvidan quienes la atendieron médicamente, es que el Doctor Esquer siempre era una persona de temperamento serio, pero Melissa lograba hacerlo sonreír y cambiaba su rostro por completo, de hecho en una ocasión él fue a buscarla porque quería una fotografía con ella. Desde su partida al cielo, quien más la extraña es su hermano Ángel Darío, ya que ellos corrían por toda la casa y siempre eran muy unidos.
Cuando recién comenzaron los tratamientos de quimioterapia, su mamá le cortó el cabello hasta el hombro y el resto lo guardó en un portaretrato, por lo que Darío dijo que tenía una gran idea, en un cartón dibujar una cara y pegarle el cabello de Melissa para dejarlo sobre su cama. A pesar de que fue una situación difícil para la familia, Melissa Jackeline Inzunza Acosta siempre se comportó como una verdadera guerrera, pero sobre todo como una “Súper bebé”. Fue una niña que supo ser fuerte y la enfermedad en ningún momento la detuvo para continuar con una vida normal.

Gracias a esa forma de ser tan bella y noble, hoy le deja eternos recuerdos a sus seres queridos, y aunque físicamente no estará presente, siempre vivirá en el corazón de su familia, y será recordada como lo que fue, una princesa.