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ESCRITO REALIZADO POR MARLENE ROJAS, COACH EN HÁBITOS ALIMENTICIOS.

Además de lo importantes que son la lactancia y la seguridad que puedas proveerle con tu contacto, conforme tu bebé crezca puedes incluir otros hábitos que lo llevarán a ser un adulto sano, éstas son algunas recomendaciones:

Acostúmbralo desde ahora a tomar agua natural. Cuando sea momento, es decir, ya avanzado los meses o si hace mucho calor y el médico te lo indica dale agua natural, no otra cosa. Estamos programados para disfrutar del consumo de agua. El agua natural es la única bebida saludable irremplazable, esencial para todas las funciones corporales. Si no le agrada, es porque su gusto inicial está distorsionado por otros hábitos impuestos y adquiridos. No le des bebidas azucaradas (aguas de sabor o jugos industriales), y por nada del mundo le des refresco, no necesitan sus aditivos y conservadores. Éstas bebidas contienen a veces hasta 15 cucharadas de azúcar por envase, que ciertamente no le darías tal cual, a cucharadas, ¿o sí? Consumir bebidas azucaradas es malo porque, a diferencia de los alimentos, éstas no sacian, es decir, tu cerebro no las percibe como un alimento, así que son solo calorías vacías: te aportan mucha energía, pero ningún nutriente. A diferencia de los azúcares naturales que contienen las frutas enteras, el azúcar añadido no proporciona otros nutrientes, como fibra, vitaminas, minerales y proteínas. Algunas consecuencias de darles refrescos o jugos industriales son: falta de concentración, hiperactividad y ansiedad, caries, pérdida del apetito, aumento de peso, mala digestión y diabetes, entre otras.

Ablactación. A partir de los seis meses, cuando empieces a introducir alimentos sólidos, solo dale frutas y verduras, alimentos frescos y naturales. No es fácil, sino lo más saludable que puede haber. Las excepciones se entienden y a todos nos pasa, pero no le des alimentos empacados y altamente procesados como base de su alimentación. Lo que te ahorras en tiempo para preparar algo te lo gastarás en enfermedades después. Las papillas comerciales pasteurizadas a altas temperaturas pierden sus nutrientes, además contienen azúcares añadidos y aditivos alimentarios.

No le des embutidos. Son todo menos un alimento saludable. Mi postura es de un rotundo no a los embutidos, así sean de pavo o de pechuga, representan nada más que toxicidad para el organismo. Si tú mismo no tienes tolerancia para sus conservadores y aditivos, imagina su cuerpo diminuto. Por tanto, casi todos son un rotundo no, a menos que consigas embutidos orgánicos certificados, y a decir verdad son muy poco accesibles. Existen suficientes opciones de alimentos naturales como para que haya una necesidad de darle embutidos.

Adiós a los cereales y a las galletas de caja «para bebé». En un análisis que se realizó a 20 productos comercializados para bebés se encontraron concentraciones altísimas de azúcar y sodio respecto de las cantidades establecidas por la norma oficial, y todos elaborados con harinas refinadas que no cumplían con el mínimo porcentaje de fibra requerido. A esto le podemos agregar ingredientes transgénicos, jarabe de maíz, lecitina de soya, colorantes, conservadores y aceites hidrogenados, entre otros, que no quieres para ti ni para un niño, y ni siquiera pensarlo para un organismo tan puro como el de un bebé. 

No lo dejes llorar. Sí, para nada estoy a favor del doctor Eduard Estivill y su temible libro Duérmete, niño. Ya está más que comprobada científicamente la naturaleza del sueño infantil, su evolución y lo altamente nocivo que es dejar llorar a los niños para que aprendan a dormir como los adultos queremos que duerman. Como dice el pediatra Carlos González, los niños que se despiertan varias veces en la noche tienen un nombre: niños normales.

En primer lugar, es por supervivencia que mantengan alerta a los cuidadores, así que dejar llorar a los niños para que «aprendan a dormir» sólo los lleva a aprender que nadie los auxiliará cuando lloren; crecen inseguros, y los efectos emocionales duran para toda la vida. Dejar llorar a los bebés no educa para dormir porque esto no logra que se duerman, tan solo dejan de llorar. Además, si uno como adulto consuela a alguien que llora, ¿por qué no a tu hijo? Los niños generan una gran cantidad de hormonas de miedo y estrés durante su llanto, por lo que piden atención, compañía y seguridad. No te manipulan, es normal que lo pidan, y proveerles esto es nuestro papel como padres.

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