EL AYUNO: DESCANSO DIGESTIVO
Realizar un ayuno por las noches y tener una alimentación ligera en las mañanas son las mejores herramientas para promover una depuración idónea. Le darás un descanso a la digestión desde que cenas ligero, poco, temprano y tienes un buen descanso. ¿No te suena que por fin descansará tu sistema digestivo? Pues sí, lo hará, lo que beneficiará tu nivel de energía para que el organismo pueda desintoxicarse, que buena falta le hace, y comiences un nuevo día listo para recibir nutrientes poco a poco.
Muchos profesionales de la salud consideran pésimo practicar el ayuno, pero en realidad tiene innumerables beneficios. De acuerdo con un estudio realizado por los investigadores del Instituto del Corazón en Utah, Estados Unidos, el ayuno reduce el riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes, además de promover cambios positivos importantes en los niveles de colesterol. El ayuno es un tiempo de eliminación o limpieza interna, pues el organismo indica que no es momento de introducir comida, sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos acumulados con el tiempo.
No es una moda o una nueva tendencia en la salud, es lo más natural que existe, es el método más antiguo de sanación y purificación. Sólo observa a un animal o incluso a un niño, ambos con instinto joven, intacto. Cuando se sienten mal o enfermos porque algo les cayó mal, ¿qué hacen? Dejan de comer. El animal descansa, toma agua y come pasto, y los niños pierden el apetito porque lo importante en ese momento no es la ingesta de nutrientes, sino la capacidad de desintoxicación y autocuración del organismo. El ayuno nos permite enfocar la energía en la sanación y no gastarla en la digestión.
El ayuno es un momento de eliminación, renovación y regeneración, es también parte de un proceso sano y natural. El ayuno facilita el descanso general y completo de los órganos vitales, por lo que les da a los órganos de eliminación una oportunidad para ponerse al día en su trabajo y permite que las células, los tejidos y los órganos se rejuvenezcan.
Por supuesto, hay de ayunos a ayunos, pero quién dijo que debíamos comer tres, cinco o siete veces al día, ¿te lo has preguntado? Estamos diseñados para tener periodos de alimentación y periodos de ayuno. Así es el diseño de tu cuerpo, y el ayuno que yo propongo es muy suave, ligero y sobre todo seguro. Lo único que se necesita es que cenes temprano (comer tu último bocado no más allá de las 8:00 p.m.), sin proteína animal (tarda más tiempo en digerirse) y una porción pequeña para que te quedes con un poco de hambre. Después puedes tomar agua o té sin cafeína hasta que te duermas, es solo ayuno de sólidos, y ya descansado comienzas el día también con líquidos hasta llegar a tu desayuno, lo que inicia un nuevo ciclo de digestión alrededor de las 10:00 a.m.
Lo más importante después de esta gran ventana de ayuno es no comer de más porque resulta contraproducente. Imagina que liberas el tráfico de las calles más transitadas para mejorar el flujo de los vehículos, pero a la hora que lo reinicias permites el paso a más coches de los que deberías y entonces todos se quedan atorados otra vez. Así no funciona el ayuno, pues en realidad es parte de una alimentación equilibrada, y si no puedes evitar comer mucho después, entonces es mejor que no lo hagas. Inténtalo y apóyate bebiendo algo más que agua o té, como un licuado verde, hasta que no te cueste trabajo. Escucha siempre a tu cuerpo y ve despacio. No es recomendable ayunar durante el embarazo o la lactancia.
En el horario que sí comas, reduce al mínimo los carbohidratos como pasta, pan y papas, y cámbialos por hortalizas de hoja verde y grasas saludables como aceite de coco, aceitunas, aceite de oliva, frutos secos, aguacate. Toma en cuenta que la nutrición adecuada se vuelve todavía más importante al ayunar, así que tu prioridad número uno debe ser elegir bien tus alimentos.
- Estos son algunos de los beneficios de hacer ayunos:
- Disminuye antojos de azúcar y otros alimentos poco saludables
- Promueve la producción de hormona del crecimiento humano
- Regulariza los niveles de apetito
- Fomenta la salud de tu cerebro
- Disminuye sustancialmente el riesgo de cardiopatías
- Ayuda a tratar o prevenir el cáncer, e inhibe el envejecimiento
- Promueve la proliferación de bacterias intestinales benéficas
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