A 30 años del terremoto del 85
En la mañana del 19 de septiembre de 1985 a las 7:19 horas, la Ciudad de México se estremeció con un terremoto de magnitud 8.1 Escala Richter.
Después de dos minutos de terror y confusión, había un caos total en la ciudad. Abundó el pánico tras el derrumbe de numerosos edificios donde se encontraban miles de personas atrapadas. Rápidamente los ciudadanos empezaron con los labores de rescate para salvar al mayor número de personas posibles.
A pesar que el epicentro fue en el Océano Pacífico frente la costas michoacanas a más de 600 kilómetros de la capital, fue la ciudad más afectada. Esto se debe a que la zona metropolitana se encuentra ubicada sobre el Lago de Texcoco, siendo un suelo inestable lo que provocó que se sintiera con mayor fuerza.
La cifra oficial de fallecidos fue aproximadamente de 3,000 personas, aunque diversas fuentes calculan que fueron entre 10,000 y 40,000 fallecidos.
Cientos de edificios quedaron parcial o totalmente destruidos. El Hospital General, el Centro Médico, el Conjunto Urbano Tlatelolco, Televisa Chapultepec, el Hotel Prado y Regis son de los recintos más conocidos que sufrieron daños. La Zona Centro, Tlatelolco, las Colonias Roma, Condesa, Doctores y Obrera fueron las zonas más afectadas.
Muchas historias se han contado en años posteriores. Individuos que perdieron sus casas y a sus seres queridos, numerosas personas sobrevivieron bajo los escombros sin haber comido en días, la tardía respuesta del gobierno de Miguel de la Madrid ante esta situación, la solidaridad del pueblo mexicano en tiempos difíciles, los famosos Topos (asociación civil que realiza labores de rescate a nivel nacional e internacional, pieza clave en el terremoto del 85 para salvar cientos de vidas), los Niños Milagro (a pesar de haberse derrumbado algunos hospitales, siete días después del sismo se rescataron varios bebes recién nacidos que se encontraban en sus incubadoras bajo los escombros), entre otras historias.
El señor Ricardo González de la Cruz, integrante de la Brigada de Topos 19 de Septiembre desde 1985, contó para el Semanario Punto y Aparte, sus vivencias durante esta tragedia. “Lo primero que se me viene a la mente es el amargo recuerdo y despertar de las familias, amigos y vecinos. En esos momentos no nos importaba ayudar, si no salvar a una vida. Yo estaba en mi casa, tenía calentura y estábamos viendo las noticias de Lourdes Guerrero cuando empezó a temblar. Terminando el sismo empezamos a organizar la Protección Civil. Deje mi trabajo y nos trasladamos a la zona centro para encontrar personas atrapadas”, dijo.
También mencionó que actualmente la ciudad y sus habitantes se están preparando ante un futuro terremoto. “No teníamos la noción y los conocimientos de lo
que estaba pasado y como organizar la Protección Civil en esos momentos. Actualmente nos estamos preparando y organizando ante un posible sismo de tal magnitud. Hemos realizado brigadas en empresas, escuelas y residencias aunque desafortunadamente, no se le da la seriedad”, mencionó.
Otra persona que nos narró esos días de incertidumbre fue el señor Enrique Roa Castro, quién formaba parte del Grupo Scout. “Era muy joven cuando fue lo del 85. Rápidamente me fui a la zona centro junto con los demás Scouts tratando de socorrer a las personas. Muchos compañeros murieron tratando de sacar a las personas que se encontraban bajo los escombros. Me sentía impotente porque a pesar del trabajo que estábamos realizando no era suficiente. El gobierno se vio lento en los labores de rescate, cuatros horas después arribó el ejército a la zona centro y doce horas después los bomberos. Cuando llegaron nos corrieron creyendo que estábamos saqueando los edificios y nos impidieron seguir ayudando”, resaltó.
La semana pasada se cumplieron 30 años de la tragedia que sacudió la Ciudad de México. Siempre quedará en la memoria de los mexicanos. Está latente un terremoto en cualquier parte del país y en cualquier momento. La pregunta que le quiero hacer al lector es: ¿Estamos preparados ante un sismo de tal magnitud en el futuro?
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