Un estudio reciente realizado por el comparador de precios Trivago determinó que el 77 por ciento de los mexicanos prefiere pasar sus vacaciones de Semana Santa en territorio nacional, principalmente en sus playas, como Puerto Vallarta, Cancún, Acapulco y Mazatlán.

Por ello y ante la inminente vacación, en Mundano armamos cinco rutas para conocer las maravillas que ofrece el país de norte a sur.

El desierto y la playa juntos, montañas por un lado y el mar azul y completamente apacible en el otro.

La mayoría de los turistas llegan al aeropuerto de San José del Cabo, desde donde se pueden desplazar en automóvil al Parque Nacional Cabo Pulmo en donde llegarán después de una hora de carretera y 40 minutos más de terracería. Cuentan los que han adoptado este paraíso como propio que ahí sólo habitan una 500 personas, la mayoría se conocen entre ellos y es tanta la confianza que pocos cierran sus casas con llave. Hay un bar llamado El Caballero, que a la vez funge como desayunador, piscina y tienda de abarrotes. La mejor playa se llama “Los Arbolitos”, prácticamente vacía, con paisajes impresionantes y la posibilidad de bucear o snorkelear entre los arrecifes de coral. Eso sí, cobran 20 pesos y recuerda llevar comida y bebida y disfruta la vista.

De vuelta a la “civilización”, más o menos a dos horas de Cabo Pulmo está Cabo San Lucas, el destino más visitado de la región, en donde por 60 pesos las lanchas que salen de la marina dan el paseo de rigor por el famoso arco, el sitio donde se juntan el Mar de Cortés con el Océano Pacífico y las playas del amor y del divorcio.

Para continuar la expedición, a tan solo una hora se encuentra Todos Santos, un Pueblo Mágico que resulta un oasis entre el desierto por la fertilidad de su tierra y abundancia de agua. A lo largo del año se hacen festivales artísticos y se puede disfrutar de sus edificios coloniales. Y sí, ahí está el Hotel California, que todo apunta The Eagles hicieron famoso en su canción del mismo nombre.

Una hora y media más arriba está La Paz y su Playa Balandra, considerada una de las más bellas de México por su agua cristalina, arena fina y las montañas que la rodean. Muy cerca de ahí está la Isla Espíritu Santo en donde los turistas pueden ver a lobos marinos en su hábitat natural, observar peces multicolores, aves, arrecifes de coral y formaciones rocosas.

El Chihuahua-Pacífico es el único tren de pasajeros en México, opera desde 1961 y conecta a la capital chihuahuense con Los Mochis mientras brinda a sus pasajeros una experiencia turística completa, con paisajes únicos de la Sierra Tarahumara.

De acuerdo con el sitio Visit México se puede abordar El Chepe a las seis de la mañana todos los días del año. El viaje inicia en la ciudad de Chihuahua, de ahí el tren lleva a Cuauhtémoc, el hogar de la comunidad menonita más grande del mundo. Luego continúa hacia Creel, un Pueblo Mágico y el principal pueblo dentro de la Sierra Tarahumara. La siguiente parada es Divisadero, donde se obtienen las vistas más espectaculares de las Barrancas del Cobre, cuatro veces más grandes que el Gran Cañón. Ahí también encontrarás comunidades importantes de Tarahumaras, comida regional y artesanías.

Una vez en Sinaloa el tren llega a El Fuerte, un Pueblo Mágico con atractivos edificios coloniales y un hermoso río. Finalmente, El Chepe arriba a Los Mochis, un centro urbano donde los mariscos son garantía.

Hacer un viaje de la Ciudad de México hasta la Huasteca Potosina tomará varias horas, por ello qué mejor que convertirlo en todo un road trip y visitar varios puntos: el Estado de México, Querétaro y San Luis Potosí.

Primera parada: Tepotzotlán, un Pueblo Mágico muy cerca de la capital del país que conserva la tranquilidad en sus calles. Los fines de semana el centro se llena de puestos de comida y artesanías y conviene hacer una visita a la Plaza de la Cruz y al Acueducto de Xalpa, también conocido como los Arcos de Sitio.

La siguiente es para aventureros, la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda es un territorio reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, en inglés) y es perfecto para el ecoturismo. Ahí, exploradores acuden a andar en bici de montaña, caminar por el bosque y la cueva de agua de Verde Valle, acampar y disfrutar de la tirolesa y el puente colgante en “Las Trancas”, entre otras cosas.

Ya en San Luis Potosí está Xilitla, nombrado Pueblo Mágico en 2011, un sitio donde la riqueza natural y el surrealismo se encuentran en el Jardín de Edward James. Aventura, aroma de café, la gastronomía y mucha tradición complementan una jornada inolvidable.

Para llegar a Palenque, recomendamos primero arribar en el aeropuerto de Villahermosa, Tabasco, desde donde será más sencillo continuar el viaje hacia el sur.

En la capital tabasqueña se recomienda visitar el Parque-Museo La Venta, en donde están las cabezas olmecas originales, además de un pequeño zoológico y si se tiene el tiempo, por qué no visitar la Reserva de la Biósfera Pantanos de Centla.

En un viaje de dos horas, se podrá llegar a Palenque, Chiapas, una ciudad en medio de la selva, con una de las zonas arqueológicas más grandes y sorprendes del país, pues sus áreas verdes contrastar con las construcciones mayas. Ahí mismo, se ofrecer tours para visitar las cascadas Misol-Ha y las de Agua Azul, con paisajes totalmente naturales y aguas cristalinas.

Tras un relativamente largo recorrido de cuatro horas, cambiaremos el tono y el ambiente para llegara San Cristobal de las Casas, en el centro del estado chiapaneco, un pueblo de altos contrastes, bella arquitectura, paseos en bicicleta, gastronomía tradicional, gourmet y tradicional y mucha historia.

Antes de volver a la realidad, hay dos puntos obligados en el estado: Chiapa de Corzo y Tuxtla Gutiérrez. El primero, un Pueblo Mágico que es una de las ciudades más antiguas del continente, cuyo sitio más icónico es “la pila”, una fuente estilo mudéjar que llevó el agua potable al pueblo. Hay varios miradores con una buena vista del Cañón del sumidero. Lo que nos lleva al siguiente punto, el acantilado con más de mil metros sobre el nivel del mar y una extensión de 21 mil 789 hectáreas.

Con información de Sin Embargo