El pasado viernes de 31 de marzo, cinco buques japoneses regresaron al puerto de la ciudad de Shimonoseki, en el suroeste del país, después de haber cazado a 333 ballenas de la especie minke en el océano Antártico, informa The Japan Times.

Desde la Agencia de Pesca han detallado que la flota terminó su expedición de cuatro meses sin ninguna interferencia importante de los activistas contra la caza de ballenas, que suelen oponerse a estas prácticas calificándolas de “crueles”.

¿INVESTIGACIÓN ECOLÓGICA?

En el país asiático afirman que la cacería fue para llevar a cabo una investigación ecológica, ya que la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional de 1986 permite la caza de cetáceos solo en el marco de investigaciones científicas.

“Fue genial que hayamos logrado nuestro plan y seguiremos con firmeza nuestras investigaciones para la reanudación de la cacería comercial de ballenas”, ha afirmado un representante de la Agencia de Pesca, Shigeto Hase, en una ceremonia de bienvenida en el puerto.

Funcionarios han mantenido que los balleneros usaban partes de los animales para determinar su edad, nutrición y condiciones reproductivas. Los opositores argumentaron que tales estudios se pueden realizar usando métodos no letales.