Shaio Valeria Novas Giraldo, de 6 años, dice que cuando recibió su prótesis sintió que la mano le creció mágicamente. Desde el estudio en Bogotá de Fabrilab, la empresa que le donó su prótesis, esta niña que nació con una amputación congénita de su mano izquierda muestra con orgullo la que llama su «mano robot de la Mujer Maravilla».
Sus padres, sonrientes, la observan desde la esquina del taller que dirige el ingeniero colombiano Christian Silva. Al fondo se escucha el ruido de las impresoras 3D que nunca se detienen: están creando, sin parar, prótesis para niños de bajos recursos que Fabrilab diseña, produce y dona.
Silva, Wilmer García y Antonio Pulido han entregado ya más de 50 prótesis de brazos y manos para los menores que más las necesitan. No son como las piezas médicas convencionales: son impresas con materiales reciclados, se pueden crear en 24 horas, son de superhéroes, princesas, personajes de televisión y hasta equipos de fútbol, y lo mejor: son gratis.
Shaio escogió la Mujer Maravilla como el motivo de su prótesis, según su padre Alexander Novas, porque siempre le gustó la superheroína, como a su mamá.
«Fue como un gusto heredado», le cuenta Novas a este medio sosteniendo en su mano la prótesis de Shaio. Es liviana, hecha justo a su medida y tiene todos los detalles que un fanático de la Mujer Maravilla podría pedir.
«Lo que hay que agradecerle es a Christian, que llegó del cielo y me trajo una mano», dice la niña sonriendo.
Silva, García y Pulido son estudiantes y no tienen recursos propios para fabricar estas prótesis, por lo que dependen de las donaciones.
Producir cada pieza cuesta entre 240 a 490 dólares, «una fracción de lo que cuestan las prótesis convencionales», afirma Silva. Y el impacto es enorme: estas donaciones cambian la vida de los niños, les dan más confianza y les ayuda a tener una mejor vida, incluso para los casos más críticos, como el de Nayelis.
Silva recuerda el momento en el que llegó a ver a la niña al hospital. Nayelis sufrió de púrpura fulminans, un desorden tromboembólico que causa necrosis en los miembros, y lleva a amputaciones. Por esta enfermedad, ella perdió sus dos manos y sus dos piernas.
«Fue muy difícil llegar al hospital a verla. Me llamaron los médicos a ver qué se podía hacer sobre sus prótesis. Fuimos y le preguntamos qué quería para sus manitos, dijo que La Sirenita. Le hicimos los moldes, el escáner 3D y el día de su cumpleaños se las entregamos. Estaba muy feliz. Fue emocionante verla», afirma Silva.
Este ingeniero colombiano se dedicó a fabricar y diseñar prótesis desde que estaba por graduarse como ingeniero de la Universidad Nacional de Colombia. Decidió hacerlo por un primo suyo, que perdió parte de su mano en un accidente de infancia.
«Vi la oportunidad de usar todo lo que había aprendido en la universidad para darle a él una mejor calidad de vida», recuerda Silva.
A los niños que llegan por una prótesis se les toman moldes de yeso del muñón. Con base en esas medidas se diseña la prótesis y se imprime en las máquinas. Luego se ensambla, se pinta y comienza el proceso de rehabilitación con el niño.
La Universidad Manuela Beltrán de Colombia ayuda a Fabrilab en el proceso de adaptación y rehabilitación de los menores, así como con acompañamiento psicológico y valoración física.
«Para mí, el trabajo que hacemos en Fabrilab es el desarrollo de mi carrera profesional enfocado en ayudar a las personas y mejorar sus vidas», dice Silva, que ahora está estudiando un doctorado.
«Los niños que reciben las prótesis son muy agradecidos, y nos ven como ejemplo. Muchos nos dicen que quieren hacer lo que nosotros hacemos cuando sean grandes», añade. Es decir, quieren ser hombres y mujeres maravilla, superhéroes.
FUENTE CNN
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