México es el mayor consumidor de refresco en el mundo con una ingesta por persona 40 % superior a la que se registra en Estados Unidos. ¿Puedes creerlo? Ya les ganamos en obesidad infantil y en consumo de refresco.
Las bebidas azucaradas en general son terriblemente dañinas porque se presenta una menor saciedad con las calorías consumidas en líquido. Por eso, te puedes tomar un jugo de naranja hecho con 10 naranjas, pero no te puedes comer esas mismas 10 naranjas en una sentada. Cuando está en su forma líquida, el cerebro no registra la cantidad de calorías ingeridas de la misma manera que si hubiera masticación, por lo que se generan picos de insulina, pues la asimilación del azúcar es más rápida. Esto a largo plazo promueve resistencia a la insulina.
El azúcar es un problema real para la salud infantil actual, pero no es la única razón por la que resulta terrible ver a un niño tomar refresco, particularmente de cola, así como otras bebidas azucaradas. Para mí es lo mismo que verlo tomar café. Algunas bebidas incluyen una buena cantidad de cafeína, y la industria también sabe que es 100 % adictiva. No es bueno darles café a los niños, no sólo porque los acelere, sino porque no es para niños: les irrita el estómago, los vuelve propensos a la obesidad, conlleva problemas dentales y óseos (el ácido cítrico y el fósforo eventualmente provocan el deterioro del esmalte y de la estructura ósea dental), puede empeorar los problemas cardíacos y nerviosos subyacentes, y por si fuera poco les provoca adicción, la cual, vinculada con lo del azúcar, arrasa con las buenas intenciones que quieras inculcarles para su salud. Más que un mal hábito, tomar refresco es una decisión difícil de dejar.
Podrías pensar que ¨Sólo es uno¨ o ¨No pasa nada, sólo toma de vez en cuando¨, pero no son solo los refrescos, sino todas las bebidas industrializadas que le das a tu hijo. De acuerdo con un estudio que se presentó a la Asociación Americana de la Diabetes (ADA), se determinó que el impacto provocado por el consumo de bebidas azucaradas en el cerebro de los niños y los adolescentes es mayor y distinto del que causa en los adultos. A los primeros les afecta más en las áreas de toma de decisiones y de motivación, mientras que en los adultos este efecto es menor. Que tú no sientas o no puedas percibir un cambio en tu cuerpo al consumirlas, no quiere decir que los niños tampoco.
Si a eso le agregas que no tienen absolutamente nada de aporte nutrimental, los niños se están volviendo adictos algo que no aporta nada a su salud. ¿Y solo porque ¨sabe¨ bien? Eso no es suficiente para mí, y recuerda que no es un criterio adecuado para que tomen sus decisiones futuras respecto a lo que come o no.
Podrás pensar que es una exageración, que ¨todos¨ consumen estas bebidas. Pero que todos lo hagan no quiere decir que esté bien, y que sea lo común tampoco significa que sea algo normal. Lo normal es lo natural, y lo natural es todo en lo que la intervención del hombre es mínima, por no decir nula. Dale agua a tu hijo; es necesaria, no opcional, y también puedes agregarle sabor naturalmente. Los niños no deciden lo que se compran y lo que se les sirve lo decidimos nosotros.
Esas inofensivas aguas de sabor industriales que parece una buena opción frente a un refresco resulta ser un terrible fiasco, pues un solo envase cubre 80 % de la cantidad de azúcar tolerado para todo un día, como indica la Asociación Americana del Corazón. Además, contienen edulcorantes no calóricos que a nivel mundial no se recomiendan para el consumo infantil.
La mayoría de las aguas de sabor industriales, al igual que los refrescos, contienen colorantes, los cuales se asocian con problemas de comportamiento e hiperactividad en los niños. Contienen tres o cuatro cucharadas de azúcar en una porción de 300 ml, que es ya su máximo tolerado para todo un día. ¿Cómo pueden tomar algo tan dulce y no sentir asco? Porque estas bebidas también incluyen mucho sodio para diluir el sabor y tampoco es bueno para el niño. Además, contienen sucralosa y asesulfame K, edulcorantes no calóricos, no apto para menores.
¿Quieres saber qué ingredientes contienen esas bebidas además de altas cantidades de azúcar? Benzoato de sodio, asociado con cambios en la conducta de los niños, provocando hiperactividad y déficit de atención; sucralosa, edulcorante o calórico; caramelo IV, que es carcinógeno, y. amonios y sulfuros que al calentarse producen subproductos, los cuales causan cáncer.
No son tan ofensivas, ¿verdad? Y si tampoco sustituyen el refresco, mucho menos el agua. Puedes catalogar su problemática casi igual que el refresco, sólo que sin gas y con un nombre que causa confusión en el consumidor. Pero no, no es agua, no hidratan y no son buena opción para los niños.
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