Por Iván Rivera

Puebla, 3 de mayo (PeriódicoCentral).– Mayté Rodríguez es enfermera y tiene dos hijos que, aunque no viven con ella, frecuenta constantemente. O al menos así era hasta antes de que la pandemia por la COVID-19 recluyera a Puebla y el mundo en sus casas. Ahora, hace casi dos meses que no los ve ni tampoco a su mamá y hermanos.

No, ella no está en la primera línea de atención a la COVID-19, pero igual no puede permitirse ni contagiarse ni infecta a los demás, trabaja para la familia Palma desde hace tres años.

Actualmente cuida a un adulto mayor, quien, de acuerdo con las especificaciones de la Organización Mundial de la Salud, se encuentra dentro del grupo de personas con mayor riesgo de contraer el coronavirus, a causa de su avanzada edad.

Sus hermanos y su mamá residen en Izúcar de Matamoros y usualmente los visitaba todos los fines de semana, sin falta. Sin embargo, debido a que sabe que cada día se elevan más las cifras de casos positivos de COVID-19 en Puebla, tomó la decisión de permanecer en casa y sólo sale para ir a trabajar.

A pesar de que ella y sus hijos viven dentro de la ciudad de Puebla, Mayté se ha privado de visitarlos o recibirlos en su domicilio, debido a que teme que ellos puedan contraer la enfermedad en el transporte público.

“A mi hijo siempre le digo que venga, pero con esto no hemos hablado, prefiero que esté encerrado a exponerlo, mi mamá y mis hermanos están en Izúcar. Siempre he pensado que yo podría ser portadora y yo sé que están bien, ellos están guardados y yo también de este lado”, comentó.

La mayor preocupación para la enfermera Rodríguez no es enfermarse de COVID-19, ella sabe que tiene un buen estado de salud y podrá reponerse con tratamiento, lo que realmente le preocupa es contagiar a la persona de la tercera edad que cuida desde hace tres años, y a quien tiene total aprecio.

Por este motivo, tanto la familia Palma como Mayté, acordaron modificar su horario de trabajo para evitar aglomeraciones en el transporte público.

Mayté entraba a trabajar a las 9:00 am, pero debido a la contingencia y a la alta afluencia de personas en el transporte público, ahora entra a trabajar una hora después para disminuir el riesgo de contagio.

“Siento que mientras adopte las medidas necesarias no hay por qué preocuparse, no me da miedo contraer coronavirus, sino transmitirlo a la persona, esa es la mayor incomodidad. Estoy entrando una hora después porque es cuando más baja la aglomeración de la gente”, argumentó.

Al llegar a su punto de trabajo en la colonia San José Mayorazgo, Mayté adopta medidas de higiene, entre ellas el lavado de manos, uso de gel antibacterial en su traslado al trabajo, evita tocar sus ojos o la boca con sus manos si se encuentra en la calle, e incluso cambia sus zapatos al llegar al domicilio donde labora.

Afortunadamente para Mayté, su salario se mantiene íntegro y agradece que tiene la oportunidad de seguir trabajando para continuar con el pago de las colegiaturas de sus hijos que actualmente estudian la universidad.

“No sabemos hasta cuando dure esto, hay que pensar en positivo y esperemos que todo esto pase porque muchas personas están perdiendo su empleo y de un día para otro no se va a componer esta situación, tengo incertidumbre de si vamos a seguir con trabajo”, concluyó.