Hoy me he estado riendo de las penosas fotos que me tomaron en el XS de las Vegas durante la fiesta y despedida de soltero de unos buenos amigos. En verdad la situación me divierte y me sorprende cómo una tontería de mi parte puede hacerse tan grande. Pero si bien me he reído, ahora siento que debo abrir mi corazón, sincerarme y reconocer que también me siento profundamente avergonzado.
Al día de hoy TODOS estamos expuestos ante los medios (lo que pasa en Las Vegas hoy se queda en Google para siempre) y tenemos que ser un poco más conscientes y cuidadosos de nuestras acciones, pues los teléfonos y las redes, tristemente han acabado con nuestra privacidad e intimidad.
Además, hemos hecho de las redes la plaza de linchamiento del S. XXI. Todos opinamos, todos creemos saber y todos nos atrevemos a juzgar sin conocer realmente el contexto; convirtiendo a estos medios en un semillero donde germina el odio, la violencia y la calumnia.
Sí, me fui de fiesta. Sí, bebí para celebrar. Y sí, dejé que me retrataran de manera ridícula en el proceso. Pero afortunadamente no hice nada que me pusiera a mí o alguien más en peligro, simplemente me comporté como una persona que estaba muy contenta y efusiva celebrando con sus amigos. Por lo que me entristece ver los falsos comentarios que circulan en algunos medios que, aunque los respeto, no comparto su forma de actuar.
Me llevo un gran aprendizaje de esta situación y espero que lo que me está tocando vivir también les ayude a ustedes a reflexionar. Cuídense mucho y diviértanse de manera responsable. Si agarran la fiesta no manejen, no fomenten la violencia y procuren no ventilar su intimidad o la de los demás en redes. ¡Hoy todos somos figuras públicas!
Pensemos que con la tecnología estamos más unidos y cercanos que nunca,ojalá podamos usar estos lazos para construir y dejar una huella de amor, paz, armonía y cordura. México y el mundo hoy más que nunca lo necesitan.
Hoy más que nunca me hacen sentido las palabras que siempre me he repetido: Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí puedo y la sabiduría para reconocer la diferencia.
Les reitero mi cariño, soy feliz y les deseo de todo corazón que también así lo sean.
Lo siento, Perdóname, gracias, Te Amo.
Alejandro Fernández
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